Es que cuando somos chicas, tenemos una colección de cuentos de hadas con la princesa rubia de vestido rosa que es demasiado frágil y se encuentra a la espera de un hermoso y encantador príncipe rosa que la rescata de todos sus males, y con esos cuentos vivimos hasta la pre adolescencia en la cual empezamos a tener nuestros primeros amores y nos dedicamos a ver comedias románticas en donde varían los personajes de aquella mujer pero sea como sea termina siendo una románticona de aquellas que cae a los pies de aquel bello chico ingles o norteamericano con ojos verdes y mirada sincera, la sonrisa más linda de todas y finalmente el discurso más honesto y sensible de todos, porque después de pasar un poco más de 100 min con una sonrisa de oreja a oreja llega la parte en la cual tus ojos se ponen llorosos por que esas dos personas que estaban destinadas a amarse el uno al otro se separan, pero después llega la parte en la cual volves a creer en el amor y en todo lo que un señorito deja salir de su boca, llega aquel maravilloso discurso que da aquel bello hombre del cual te enamoraste en los últimos 100min y con el llega el alargado awwwwwwwwwwwww que hace que tu cuerpo no tenga huesos y flotes en una nube de estupidez. Finalmente ella deja que sus ojos lluevan y se desploma en sus brazos como si el mundo fuese a explotar en 5 minutos y el es la única razón por la cual ella tiene que vivir esos 5 minutos y este maravilloso encuentro es sellado por un hermoso beso pop, el beso más sencillo y delicado en la historia de los besos.
Tenemos el fiel deseo de ser dueñas de la vida de la protagonista, de ser como ella y buscamos algo en común con aquel personaje .
Pero finalmente caemos en una cruel desilusión cuando descubrimos que es mentira mentira mentira. No podemos pretender que nuestras vidas sean como en las películas que los chicos sean como los de las películas porque es volver a caer en una mentira.
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