- solo necesito sentirme segura y cómoda.
- solo necesitas no tener miedo.
- lo intenté
y perdí.
- ¿qué?
- las ganas.
- estás viva y necesitas amar.
- pero no a vos.
- yo te amo.
- yo no puedo amar.
Y sin ganas de pronunciar una vocal más, dejó caer la copa y solo se escucho el furioso sonido de la dramática puerta anunciando su partida.
Marta despertó y en todo el día no hizo más que pensar en su nueva incapacidad y en el profundo deseo que tenía de ser amada y quizás amar.
Chaú. fin marta
repiola
ResponderEliminar